jueves, 20 de septiembre de 2012

suelten las amarras

manifiesto de alma inestable.


o en pena.
o a punto de necesitar ser socorrida por algún agente del sueño.
o alma pura que simplemente se aburre.
o almas en sí.
o adolescentes clamando por su libertad tácita.
o la cama armada y ningún cuerpo reposando sobre ella, ni hoy ni mañana.
o conformarse con la mitad de lo que uno tiene, la luz, la lluvia, el pensamiento ensimismado una y otra vez, una y otra vez; una y otra vez, y una vez más y esta no será la vencida.

El caer lento de un estado de ánimo a otro sin saber cual es el que viene después.
El sentido de la acción, la acción en aquel sentido.
Si me duermo en la inestabilidad es por que supe disfrutar lo estable.
y eligo ser lo otro, lo oscuro, lo invariablemente obvio.
No por cualquier razón uno se levanta todas las mañanas (o todos los mediodías) con un propósito claro y una confuso, el claro es seguir persistiendo vivo y el confuso es de qué manera sustentar ese ideal. El qué y el cómo del porvenir de cada mañana que se entrelaza con la tarde y confluye en las 7, horario clave para sentarse a desenmarañar los momentos del día.
No hubo ni uno que sea para el recuerdo.
de alma inestable
que no tiene recuerdos del día ni de la noche, ni del segundo próximo.

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