lunes, 7 de mayo de 2012

pase por aquí

Vení que subimos juntos, de la mano, rincón a rincón de esta península india, lejana, amainada o despierta.
El tacto, el sabor y latir de las palmas en cualquier parte del cuerpo, dejando de ser mano para pasar a ser punto de contacto y vértigo perfecto.
La costilla, el dibujo, el murmullo, la serenata sin fin de árboles en plena ebullición. El querer es lo mismo que treparse a un árbol y contemplar con admiración lo que hay por encima nuestro.
Gente en el pasto, profundo montón de hormigas, amigas reunidas que no comen hojas, más bien bacterias de aquellas muertes.
Nada es más pleno que lo que aquí vivimos. La pureza se torna multicolor y deja ese instinto unívoco.
Cavando la propia tumba,
dando las señales correctas,
recibir las señales (pero que por favor, sean las correctas),
sumergir la palma de la mano en un río de estímulos que deviene en una cascada de percepciones, sumisiones.
El despertar.
El despierto.
Dormir.
El dormido.
Acuchillar el sueño con las ganas de no velo despertar nunca más.
Atrapar la montaña de lava en un montón de fuego.
Ser el fuego.
Al polvo ir, del polvo venir.
Más tarde más lejos ya podrás ya verás.

No hay comentarios: