viernes, 13 de abril de 2012

lunares para la cena.

Zumbido, que no es ni beso ni olvido
si no recuerdo de un ruido
que sin luz y sin sombra
se esconde entre las copas de un árbol prolijo
como mil piernas en mil voces, de raíz a flor naciente.
De un pueblo sumergido en derrotas y fastidio,
demonio fatídico, impuro, sublevado al dolor
que también es mío.
Como los mares de olvido y montañas de auxilio cubiertas por nubes y gritos.

No hay comentarios: