martes, 17 de abril de 2012

pago por adelantado

somos las madres adoptivas de dios, las que con paciencia y el semblante semi seco de tanto
viento y tanta sal, aguantamos días y noches de soledad plena.
Sin un céntimo de companía amorosa, solas, sin abrazos de calma o de socorro.
La lágrima que roza el sentimiento de pena no se quiere desprender, por vergüenza o por temblor. Temblor de no saber en que mejilla va a caer.

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