lunes, 12 de marzo de 2012

manchitas

Vamos a llorar.
Como cuando mirábamos la montaña,
y después contemplábamos el resto desde ahí.
Con un despertar entre los ojos que me obligaba a entrecerrarlos y chillando los dientes y temblando las cabezas comíamos helados de todas las frutas, verduras y sentimientos lindos del mundo.
Ponerse pálido de la vergüenza, esconder la mano por pura ofensa.
Intelectual, que es lo más lindo que te puedo dar?
El silencio.
O tal vez
árboles creciendo, uñas rascando, dientes mordiendo, pinturas manchando, ojos hablando y bocas cantando.
Poder darte besos despertadores, lunas de juego, bicis de estrellas, y locuras escritas en papel ceniza.
Un día de estos voy a usar mis dedos de canción y voy a cantar todo el día en tu recuerdo, amasando la posibilidad de que vuelvas para querer ser más música y arte.
Hasta acá llegó el día con su nombre.
Hasta la puerta de la casa que alguna vez será mía, hasta el reflejo del vitreaux escandaloso y europeo.
Miren todos el paisaje idiotizante, absorban el dulzor de estas tierras, nadie puede elegirles el sabor, esto se da de manera única e irremediable.
Sometidos, todos ya, al plan que tenías envuelto en las manos.
Tenés colores trepando por la boca y yo me preocupo como se preocupa cualquiera por atajarlos con los dientes.
O me vas a decir que no te pasó nunca?
Nunca?
Entonces será que el amor no habla y es solo precipicio, uno muy hondo.

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